Camino, para escuchar todo mi ruido.
Suspiro, porque que me aturdo.
Escucho tus olores.
Palpo tus colores.
No tengo ciudad
No tengo lugar
Y este no estar es lo que me enamora a matar
No sé pertenecer a nada
No me pidas nunca jamás quedarme silente
Grito.
No se callar.
Grito en silencio.
En la soledad que te obliga a volver mil veces.
En el vicio errante de suicidarte.
Con la constancia de una gota de un viejo grifo.
Una vez.
Dos veces.
Tres veces.
...
Siempre.
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