Clara la del Ómnibus

Si en algún momento tengo que definir al chavismo quiero recordar lo que vi ayer en la plaza que queda al final del paseo de samanes que me lleva todos los días a lugar/casa/hogar.      AYER Son las 17:30, el cielo está nublado pero estamos en Guatire, eso significa que sigue el calor. La reunión parece estar presidida por una mujer que viste con camisa de mangas largas color fucsia, jeans claros y deportivos negros, lleva el cabello semi-recogido. Por como viste puedo intuir que la actividad económica de su núcleo familiar está más o menos alejada del ingreso mínimo legal, le calculo unos 54 años de edad. Detrás de ella se ve a kilómetros la montaña del Ingenio, su pico más alto está cubierto por nubes grises, pero guarda el verde intenso para lo que resta de la cordillera. A su lado hay samanes que tienen unos 2 metros de altura cuando mucho, pero se encuentran rodeados de arbustos de café jardín a los que el piso de acabado rústico y rojo les hace resaltar. Hicimos un círcul

Al poner un pie en la ciudad Lorena fue a comprar frutas y verduras para llevar a casa, de allí optó por tomar un taxi a casa y al pasar por la panadería contigua a la Estación Central   vio un alboroto, en eso sonó su teléfono. -Si Andrea ya estoy llegando al edificio pero te confieso –contestó- no quiero ni pasar, estoy tan molesta, le han llegado todos mis mensajes y ha sido incapaz de leerme o escuchar un voice –y mientras bajaba del auto y entraba al edificio Andrea le respondió   -Calma amiga te van a escuchar tus vecinos -¡Ya ni me importa Andre! ¡5 años! 5 años soportando esto. ¡Que se entere todo el mundo! porque además, si está en la casa ¡lo mato!     -Ay por dios amiga ese idiota no se merece ni uno solo de tus shows. –¡No banalices mi pena! ¡bruja! jajajaja Ya estoy en mi piso, déjame sacar las llaves. –¡Chaíto amiga! por favor cálmate que te va dar un infarto y la muerta vas a ser tú! ¡Besitos! … ¡Idiota! -susurró Lorena suspirando mientras metía la llave en la cerr