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El punto 0: EL NACIMIENTO DE UN NUEVO MUNDO


El orden de la post guerra que supuso un orden cultural, económico y político de tres mundos; sufrió su resquebrajamiento en los años setenta (70´s) modificando el contexto histórico de los paradigmas usados en ciencias sociales para la apropiación de la realidad, convirtiéndose en un reto para la planificación y ejecución de políticas públicas.


En  los 70´s vivimos el nacimiento de un nuevo mundo que se originó en la conciencia histórica a partir de tres procesos independientes: 1) la revolución de la tecnología de la información, 2) la crisis económica tanto del capitalismo como del estatismo y sus reestructuraciones y 3) el florecimiento de movimientos sociales, culturales, de defensa de derechos humanos, feministas y ecológicos.  Las interacciones de estos procesos en los años ochenta (80´s) generaron las siguientes reacciones desencadenantes: 1) una nueva estructura social dominante: La sociedad red, 2) una nueva economía: La economía informacional global y 3) una nueva cultura: La cultura de la virtualidad real. Castells (1997) 


Estas tres reacciones desencadenantes tienen como factor común su influencia sobre el espacio y el territorio; esto se debe a que este nuevo mundo fundamenta las actividades económicas, políticas y culturales en su dinámica espacial, la cual es construida desde la ciudad, forma de organización política y territorial triunfante en el capitalismo. 


Al respecto Saskia Sassen (2001) propuso la categoría Ciudad global, para el nuevo mundo que logró imponerse en los 80´s. En el cual, según la autora, las empresas transnacionales obligan a un resquebrajamiento parcial de lo nacional como unidad espacial y en consecuencia del sistema interestatal; reclasificando los territorios estratégicos de acuerdo a las lógicas de la privatización, la desregularización y la globalización. 


Véase que La ciudad global para Sassen es una dinámica espacial y una herramienta analítica, no una unidad territorial. Esto se debe a que la ciudad ha sido el epicentro de las transformaciones económicas de los años 70´s, haciendo que el centro urbano sufra un estallido espacial, sirviendo a las nuevas formas de ubicación del modo de producción capitalista. He allí el debate de nuestro tiempo: si el centro urbano se ha dispersado por el territorio ¿Qué es y dónde está la ciudad? Este nuevo mundo nos obliga a revivir una y otra vez estas preguntas para definir ¿Qué es urbanización? Como ruta a la comprensión de los procesos de agregación y creación de valor. 


En este contexto Brenner (2013)  hace un llamado a la vuelta a las cuestiones de los clásicos de la sociología urbana, Manuel Castells y Henry Lefebvre, ante las corrientes teóricas que plantean suponer que la ciudad ha sido destruida, y que ese debe ser el punto de partida de la planificación de políticas públicas. Para el autor nos encontramos en la era de la urbanización generalizada que supone que el centro urbano que se disemina en el territorio, al adquirir una morfología nodal, que nos obliga a dejar de concebir los asentamientos humanos bajo el esquema binomial urbano-rural (ciudad-campo) y las tradicionales concepciones de desarrollo: centro y periferia.


Ello no significa la eliminación de polaridades, ni de las ciudades sino una transformación espacial que obliga a suplantar el esquema urbano-rural por la relación entre lo local y lo global, obligando la construcción de nuevas categorías para los estudios de desarrollo, no vivimos en ciudades sino en territorios París (2013). La ciudad del siglo XXI se caracteriza por su ausencia de forma. Y su nueva condición amorfa obliga la transformación de la acción política y la gestión gubernamental, recordemos que las ciudades son la unidad mínima de control administrativo del Estado nación. Castells (1971)


 El espacio es tiempo cristalizado y por ello más que reflejo, el espacio es la sociedad misma, las tensiones espaciales entre lo local y lo global son la nueva dimensión del conflicto y el cambio social. Castells (1997).


La dinámica espacial de la Ciudad global y el estallido del centro urbano, se comportan como una red nodal por la que transitan flujos de  información mercancías y cosas. Esta es la dinámica espacial de la élite global en la sociedad red, la dinámica del espacio de los flujos. Pero por fuera de los flujos resisten las forman sociales que no han podido adaptarse al modo de producción informacional o que en otras ocasiones han sido marginadas, permaneciendo bajo la lógica del lugar y lo local, que les somete a una dinámica perversa donde sirven a la élite global para la creación y tráfico de mercancías del crimen organizado. Castells (1997).


Este nuevo mundo global y del conocimiento condena a algunos territorios (locales) a servir de fuente de mano de obra para la prostitución, minería ilegal, tráfico de personas y especies, producción y tráfico de drogas, entre otros; mientras organiza las actividades de blanqueo y legitimación de capitales en los flujos de globales del capital financiero dado que estas últimas son actividades de informacionales. Castells (1999) 


Esta dinámica perversa conecta ciudadanos del primer mundo en Hong Kong, New York, Milán, París; al tiempo que hunde en el cuarto mundo a los habitantes de  Camboya, New Jersey, Sao Paulo, (parte de Lombardía) y otros territorios. He allí el dilema para aquellos y aquellas que gobiernan, la dinámica de la Ciudad Global incentiva la competencia entre territorios por atraer los flujos globales o por mantener viva determinadas actividades locales criminales. Ya no se enfrentan Estados naciones sino ciudades, estamos viviendo la era de los gobiernos locales. 


Estos encuentran como principal dilema en su gestión el depender financieramente de los Estados nacionales, pero también poseen ventajas comparativas frente a ellos, pues tienen mayor capacidad de representación y legitimidad, dado que son agentes institucionales de integración social y cultural de comunidades territoriales; al tiempo que disfrutan de más flexibilidad y capacidad de maniobra en el nuevo mundo de ofertas cambiantes y sistemas tecnológicos descentralizados e interactivos. Sontang y Arenas (1995).


Plantearse el análisis de estas cuestiones desde el territorio latinoamericano presenta el reto de que los procesos de urbanización en América Latina han sido multiformes pero al mismo tiempo encuentran como marca común el modo de articulación de cada ciudad al sistema colonial y luego con respecto al imperialismo. Castells (1971).


Las urbes latinoamericanas son en su mayoría ciudades del éxodo rural y de la descomposición agraria, dado que los procesos industriales en el territorio han sido incapaces de absorber los movimientos migratorios producto de las crisis económicas, de allí que no exista una red urbana jerarquizable sino el resultado espacial de estas sacudidas. Castells (1971)


Esto se debe a que las metrópolis latinoamericanas contemporáneas se constituyeron a través de la transferencia de actividades del campo a la ciudad, más que por la construcción de una industria importante, ocasionando la concentración de actividades sobre la escasa infraestructura de servicios existente para los años 60´s sobre los pequeños centros comerciales que dejó el régimen colonial, desperdiciando recursos en grandes extensiones territoriales y generando la instauración de centros sin su respectiva red urbana.


Esto concluyó en una dinámica de desplazamientos poblacionales atraídos por la aglomeración de actividades que a su vez contribuyó a una concentración mayor de personas y cosas que desencadenó en el congestionamiento de los servicios. Haciendo que los estudios sobre lo urbano y la ciudad en la región se orientaran hacia el estudio de lo marginal como signo distintivo de nuestra urbe. Singer (1971). 


Esta inclinación se debió también a que los estudios de lo urbano y la ciudad tuvieron como centro en la sociología norteamericana a la Escuela de Chicago. Donde Robert Erza Park elaboró sus anotaciones y documentó sobre las condiciones de vida en la Ciudad, tejiendo puentes entre las anotaciones de Weber (1906)  y Simmel (1986). 


El Chicago descrito por Park está marcado por los inmigrantes, el hobo y los errantes ocasionados por una industrialización y urbanización rápida en una ciudad capitalista norteamericana; Park se preocupó por realizar una descripción de la ciudad como una unidad simbólica, donde los sujetos elaboran sus vidas, pero donde hay diferencias económicas y sociales que determinan a las y los actores. Park (1999)


El nacimiento de la sociología urbana en Latinoamérica estuvo marcado por distinguir y poner en evidencia la diferencia entre la marginalidad y desigualdad urbana en las urbes del centro del sistema capitalista (como las descritas por Park en Chicago) a las condiciones de la urbanización en América Latina para demostrar así la existencia de una Urbanización dependiente.  En este sentido, el estudio de lo urbano en la sociología está ligado a los estudios sobre marginalidad, pero en la región fue asociado teóricamente al modelo de desarrollo aplicado.


Describir, sistematizar e incluso denunciar qué hizo y qué hace distintas a las ciudades latinoamericanas de las grandes urbes norteamericanas, asiáticas y europeas, les permitió  a  Quijano (1971), Singer (1971) y Castells (1971), conformar un campo de estudio donde el fenómeno de la ciudad tuvo lecturas desde la antropología social a la economía política, que permitió sustentar una teoría estructuralista del espacio que cuestionara las políticas de desarrollo basadas en la sustitución de importaciones. 


La actualidad exige la renovación de este debate y la construcción de una  sociología urbana que comprenda las nuevas formas de marginalidad bajo la dinámica perversa de la Ciudad Global y los riesgos para las ciudadanías latinoamericanas en el nuevo mundo del modo de producción informacional, pudiendo brindar perspectivas para la gestión pública. Siendo su principal reto la fragmentación existente en la región que se traduce en un desarrollo desigual importante y en la propensión de caer al cuarto mundo de grandes extensiones del territorio. 


El caso venezolano nos puede servir para ejemplificar lo anterior. Santos (1971) señala la existencia en Venezuela de la oposición entre un país tradicional vs un país moderno. El primero se constituyó alrededor de una cultura comercial que articulaba el litoral con los andes, una economía costera en función a la exportación agrícola donde el gobierno no exportaba, estando las divisas en mano de comerciantes. Los terratenientes eran quienes tenían comunicación directa con el gobierno central de Caracas, fue esta relación la que permitió la articulación de grandes ciudades con puertos, surgiendo así la región central. 


El país moderno, que describe Santos (1971) nace con la producción petrolera, que facilita la apertura de caminos que comuniquen el territorio. Durante los años 1950 y 1960 el país vivió la época de la modernización orientada, se dan instalaciones hidráulicas en los andes y Calabozo para la producción de alimentos. Se construye Ciudad Guayana junto a yacimientos de hierro y saltos de agua de donde se obtendrá la electricidad para las industrias del aluminio.


Este país moderno surge de forma explosiva y no logra plantearse nunca la superación del país tradicional, pues la mano de obra utilizada para su construcción es mínima y cíclica. No pudo nunca adsorber ni generar un crecimiento importante de la industria, a pesar de elevar de forma importante la calidad de vida y servicios de muchos venezolanos Santos (1971) y Tinker (2014). 


El territorio venezolano es entonces la huella de proyectos inacabados de desarrollo del siglo XX, con pequeños centros urbanos diseminados y sin articulación, rodeados de grandes extensiones de pequeños poblados sin siquiera infraestructura de servicios básicos. Sin embargo el mayor riesgo no se encuentra en la desarticulación del territorio, pues ello puede significar una oportunidad, en la dinámica de la Ciudad global, el peligro para la ciudadanía venezolana está en la naturaleza de los proyectos de desarrollo impulsados, pues no se corresponden a las condiciones del nuevo mundo, surgido en los años 70´s. 


La gran  Venezuela de Carlos Andrés Pérez, la Venezuela de potencia de Hugo Chávez y la Venezuela heroica de Nicolás Maduro cabalgan sobre la idea de conseguir que el país avance por fin a un esquema de planificación y desarrollo perteneciente al modo de producción capitalista industrial.  Ninguna consigue siquiera cuestionarse el boom de los denominados tigres asiáticos en los 80´s ni los nuevos medios de innovación y desarrollo que se consolidaron en el Sur de California a partir de los 70´s. Coronill (1997) Castells (1997)


Nos encontramos ante élites políticas que plantean proyectos para el futuro pertenecientes a las condiciones del pasado, arriesgando a sus poblaciones a la dinámica perversa de la Ciudad global, hundiendo a extensiones del territorio venezolano en el Cuarto mundo criminal. De allí la importancia de que nos planteemos ¿Cuáles son las transformaciones políticas y sociales que implica el nuevo modo de producción informacional y su dinámica espacial: la Ciudad global? ¿Qué papel cumplen las ciudades bajo esta nueva dinámica? ¿Qué significa ciudad en nuestra era? Además de ¿Cuál es el rol del Estado y los gobiernos? ¿Cuáles deberían ser nuestros parámetros para indicar desarrollo y crecimiento? En aras de evitar que nuestras sociedades sean condenadas a la pobreza extrema sin fin. 


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