I
De ti me gustaba el café...
¡Qué básica soy!
Eras como un cafesito a las 3 de la tarde, correcto, atento, intimo, formidable.
Todo empezó con una conversación y dos cafés cargados de entusiasmo
todo acabó tambien con café
una calmada conversación nos bastó para saber que ya estábamos descafeinados.
II
¿Tu?
Enserio ¿aún quieres que te describa?
¡Fuiste un toque de suerte!
Me gustaba ver tu ojos atentamente antes de besarte solo porque cuando lo hacía sentía que nadaba en mi Caribe.
No sé si comprendas, pero a mi lo que más me gusta es nadar.
Tus ojos eran tan pero tan azules que yo sentía que tocaba arrecifes de coral.
III
Quiero que conste que de ti solo hablaré porque este poema necesita un final
A ti no te gustaba el café, la arena ni el mar
pero algo si te puedo asegurar
Así sin gracia...
¡Como me hiciste temblar!
Gracias por leer a Clara la del Ómnibus, recuerda que equivocarse es un derecho humano!
Que la duda sea nuestro mejor recurso estético!
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