Llegué a este libro gracias a la recomendación de un amigo. Me reusé a buscarlo, ni el nombre ni el autor me sonaban conocidos, al final él me lo obsequió afirmando que esta novela era justo lo que estaba buscando y que solo costaba 400bs, es decir 4 billeticos de 100 de los viejos. No pude pasar de la primera página en las primeras dos ocasiones, esa cubierta negra que acostumbra Biblioteca Ayacucho me resultaba molesta. Él dijo que era una joya de la literatura latinoamericana y una radiografía de la negritud en el Ecuador, yo solo quería un nuevo Pedro Páramo o Cien años de soledad en mi vida no una “historia de negritos”. En ese momento acababa de concientizar gracias al ejercicio de mantener el blog que me encantaba leer, pero que no leía para ser una “sabionda” sino por diversión y que esta costumbre de leer por placer había terminado por orientarme más hacia la literatura que a libros técnicos y al final este hábito como socióloga me daba algunas ventajas al momen...
Soy jardinera de mis dilemas, la duda es mi mejor recurso estético