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Mostrando las entradas de julio, 2017

Caracas: La de las dos caras, lo-cara

Caracas  Enamorada de tu caos  Entregada a tus impulsos  Mi niña malcriada  Mi amante desenfrenada Mi madre tan calmada  Estas loca! Caracas Caracas La de dos caras  Cara-Raca Cara, Racara. Locara, Caroca Esas bien loca, Caracas Tu sangre Caribe, será eso lo que nadie entiende de ti?  

Tengo miedos.

A todos los que vimos en Kierkegaard una esperanza de vida. Tengo miedo de estancarme, de dejar de transformarme Que la rutina me atrape Que la musa se me escape Tengo tantos miedos Tengo miedo de dejar de amar un día De agotarme. No es miedo, es angustia. Angustia constante. Me agota. Me destruye. Me destruye pensar. Me da un respiro escribir. Sufro de un miedo terrible a la angustia constante de agotarme. Y al final termina matándome el miedo terrible a la angustia constante de agotarme antes que el crimen.

Tengo Suerte!

A veces uno tiene que encontrarse a 4,334. 7 km de casa para darse cuenta de que se es afortunado Empecé el colegio con 4 años ya sabía leer y escribir pero no tenía idea de lo que era recortar o pintar con pinceles. Creo que desde el inicio fui el bicho raro del salón, sólo sentí que deje ser rara cuando llegué a la universidad. Allí un gentío me superaba y yo había experimentado tantas veces el ensayo y error que ya nada me importaba. La gente suele recordar su infancia como la mejor época de sus vidas, yo siento que comencé a vivir a los 12 y me costó un año de terapia honrar mi infancia/pasado. Por dramático que suene me gusta más mi vida desde que mandé a la basura las culpas y empecé a valorar las responsabilidades.  Cuando llegué a la universidad el liceo ya me había hecho fuerte y quitado el miedo al ridículo. No lo sé pero siento que ese mito del ridículo no es más que la excusa de cobardes para no aprender. Una vez mi profesor de francés dijo: "la gente que ti...