"Nunca digas nunca" dice la sabiduría popular pero yo le tengo más miedo a los siempre que a los nunca, el siempre está ligado al tiempo, el nunca a abstenerse y vivimos en un mundo de abstinencia. Por ejemplo, es más fácil abstenerme de amarte que amarte para toda mi vida. Uno puede morir sin haber amado más que a su propio ombligo, o por lo menos yo lo siento así... Me he topado en la vida con mucha gente que no ama ni a su sombra pero nunca me he encontrado a alguien que tenga al tiempo en sus manos y pueda predecir que siempre amará.
Creo que aquellos que se muestran como puentes sólidos son como el agua que no corre, pueden ser una charca sucia o como una represa cerrada. La primera es un residuo, la segunda está presa. Estoy convencida que la cultura bajo esa falacia de la socialización cumple la tarea de apresarnos como el agua, es decisión de cada quien dedicarse a la tarea de correr.
El siempre ademas de retar al futuro es un clamor por la estabilidad y esta última es una trampa que te puede robar la vida, es la encarnación de la muerte prometiéndote la más feliz de todas las vidas. El tiempo no lo puedes amarrar.
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